Foto © Llevant UD
BOMBEJA AGUSTINET! — Columna 643 — Felip Bens
Ante el partidazo en el Sardinero y la posible titularidad de Iborra, hay que reivindicar los valores que nos deben llevar a Primera.
Manolo Preciado posa sobre el césped del Sardinero, hecho un barrizal. Camiseta del Racing con cuello de solapas de pico verde. Melena, mostacho. Cada vez que jugamos en Santander me viene a la mente la estampa de quien nos hizo tan felices.
El partido en lo más alto es con luz natural. Mucho mejor. El sol amortigua la sensación de olla a presión del estadio cántabro. La ciudad vibra con su equipo, tras el regreso a Segunda de 2022. El curso pasado se quedó en puertas de la promoción, por delante del Llevant. Ya practicó un fútbol sorprendente a las órdenes de José Alberto. No tiene futbolistas rutilantes, más que Íñigo Vicente, pero como bloque juegan alegre y vistoso.
Viajamos con la baja más que sensible de Kocho, uno de los futbolistas decisivos de este Llevant. Es posible que el míster decida al fin que es el momento de Iborra, ese chaval de 36 años, padre de familia con cinco coronas europeas que, contra el Oviedo, calentó en la banda veinte minutos como si fuera un juvenil en su primera convocatoria. Este Llevant tiene madera de campeón, pero necesita sus valores, su compromiso, su presencia, su inteligencia táctica, su dominio del tempo, su entrega. No un rato, sino durante los 90 minutos de cada partido, con continuidad y confianza. Se lo ha ganado más que nadie, pero ese no es el motivo: cualquier equipo necesita un líder así. Muchos adolecen de él. Tenerlo y no aprovecharlo es una mala decisión. Este equipo tiene muchas virtudes, pero hay una que mejora a todos los futbolistas: el liderazgo de Iborra. Lo necesitamos para ser líderes, campeones, para volver a Primera.
También necesitamos futbolistas como el de Moncada para ser un club cada vez más grande, jugadores que además de ser enormes profesionales, con un nivel alto de exigencia, entiendan el sentimiento levantino. Son esenciales para el éxito, especialmente cuando la tesorería no es uno de los puntos fuertes del club. Afortunadamente, tenemos tipos con ese perfil, veteranos y jóvenes, que llevan años en la casa o acaban de aterrizar. Los instrumentos para forjar una gran escuadra no son estrictamente futbolísticos. Los grandes equipos suelen destacar también por otros valores. Las buenas decisiones en todos los ámbitos de un club marcan goles, suman puntos, ganan partidos. Quien lo pierde de vista suele tropezar antes de llegar a meta.
El Llevant necesita asentar (en el club, en la grada, en el césped) los valores que nos permitan sentir cada día el “orgull granota”, que no es un hashtag vacío; es mucho más, es la base de la fidelización de la afición granota. Y no sé si Julián Calero es consciente. Es importante que lo sea. Danvila no lo trajo solo como técnico. Debe comprender la casa y la grada para sumar en todos los ámbitos. Esto va más allá del fútbol. Aunque el objetivo sea ganar y subir, el éxito del Llevant es la felicidad de su gente. Y tipos como Iborra son los que lo hacen posible.
Felip Bens (El Cabanyal 1969 — @FelipBens) és escriptor i periodiste. Té publicades les novel·les Toronto i El cas Forlati i altres llibres com 110 històries del Llevant UD, Dones e altri, València al mar, Historia del Llevant UD (4 volums, junt a José Luis García Nieves) o La cuina del Cabanyal (amb Marisa Villalba).
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